Será un año de renovación para el piloto porteño, quien ya sabe lo que es manejar un auto de tanta potencia por haber compartido butaca con Matías Rossi en la segunda edición de los 1000 kilómetros de Buenos Aires, en 2018.

Iribarne, con 14 presencias en el año, puntualiza: “No fue un año positivo en cuanto a resultados, el auto no funcionó como esperábamos y también tuvimos mala suerte. Además, tenía ganas de cambiar de marca y eso me motivó a llegar al equipo de Laboritto”.

Con el objetivo de llegar al TC en 2020, admite: “Será un desafío subirme al Torino que manejó Pernía y que ya sabemos que ganó en La Máxima, pero voy a tratar de adaptarme de la mejor manera posible. Estoy llegando al equipo campeón de la categoría y voy a compartir estructura con un amigo como Benvenuti, así que la expectativa es alta y muy buena”.