A 30 años de aquella epopeya de la ACTC
30 ENE 23 / 10:45 hs.

A 30 años de aquella epopeya de la ACTC

Misión Roberto Mouras a Daytona 1993

Fue una hazaña, una epopeya, una tarea difícil y comprometida que terminó de la mejor manera, sin importar el resultado obtenido. Era un nutrido grupo de argentinos presentes en una de las competencias más emblemáticas del mundo, las 24 horas de Daytona.
Todo comenzó en el año 1992 cuando se deslizó la idea de ir a correr al mítico circuito americano con un equipo de pilotos argentinos, con dos autos pintados de celeste y blanco y que estuviera identificado con el logo de la ACTC.
Pasaron los meses y la idea de a poco tomaba forma.  Hacia fines del año 1992 vino el duro golpe de la muerte de uno de los pilotos elegidos, Roberto Mouras que dejó su vida en aquel infausto accidente en Lobos.
Repuestos del dolor y del golpe emocional, la misión siguió adelante y en los primeros días del año 1993 una abultada delegación se hizo presente en Daytona para conocer al equipo y ver de cerca a los dos Olsmobile Cutlass Supreme con el que se llevaría adelante la “patriada”.
Los autos eran atendidos por el equipo Kreider Racing enterprises, estaban identificados con los números 23 y 25 en la categoría GT1 y los pilotos designados para cada unidad eran: Oscar Aventín, Juan Manuel Landa ( en remplazo del fallecido Mouras), Osvaldo Morresi y Osvaldo “Cocho” Lopez, en el auto 23, en tanto que Jorge Oyhanart, Emilio Satriano, Fabian Acuña y Eduardo “Lalo” Ramos conducirían el auto nro.25, siendo Hugo Mazzacane el piloto suplente para ambas unidades.
Integraron la delegación, además de miembros de la Comisión Directiva, el ex piloto internacional Jose Froilán Gonzalez , periodistas y una cantidad importante de invitados que vivieron de cerca la epopeya.
Pablo Satriano, Oscar Castellano y un grupo de mecánicos especializados estuvieron cerca de los vehículos e intervinieron en determinados momentos colaborando con los asistentes del equipo  Kreider.
A las 3 de la tarde del sábado 30 de enero de 1993, Oscar Aventin y Jorge Oyhanart en cada uno de los autos, arrancaron la competencia y a partir de allí se fueron sucediendo los cambios de pilotos, el remplazo de los neumáticos, pastillas de frenos y las entradas a la zona de boxes para solucionar inconvenientes menores .
Fue a las ocho horas de carrera cuando ocurre el primer inconveniente serio en el auto 25 que ingresó por un problema mecánico en el cardán y fue allí que los mecánicos argentinos entraron en acción colaborando con los americanos demostrando la capacidad y rapidez criolla. Los problemas con los chasis  se sucedieron y  fue hacia el mediodía y cuando restaban pocas horas para el final de la misma, ingresa el auto 23, conducido por Landa , con un problema serio en la suspensión delantera, concretamente con una parrilla rota.
La tarea no era fácil, había que cambiar o reparar dicho elemento y allí fue cuando entró en acción el verdadero espíritu del Turismo Carretera, pues pilotos y mecánicos nacionales desarmaron y repararon lamparrilla ante la mirada atónita de los americanos, para devolver a la pista unas horas más tarde al automóvil que pudo culminar la carrera.
Poco importó la posición final. Fue un trabajo conjunto y armonioso de un grupo de personas que con el nombre de Roberto Mouras, se metió en la rica historia de una de las más importantes carreras del mundo hace exactamente 30 años.