La final se largó con procedimiento de pista húmeda porque la cinta asfáltica no había llegado a secarse en su totalidad, por lo que Ponce de León largó en el primer lugar y, detrás de él hizo lo propio Rossi.
El primer giro tuvo muchas situaciones de diversa índole, característica que permitió prever una carrera llena de cambios y vicisitudes. En la tercera curva del trazado, Rossi no hizo el radio ideal de giro, Aguirre intentó aprovechar y, en el afán por avanzar, perdió dos lugares ante Ledesma y Castellano, respectivamente.
Además, se despistaron Leandro Mulet, lo que derivó en el ingreso del auto de seguridad, y Martín Ponte, con la Dodge del A&P Competición, relegándolo hasta la trigésimo novena colocación.
En el relanzamiento, que recién se desarrolló en la tercera vuelta, el Chevrolet de Diego de Carlo quedó atascado en la banquina y generó la segunda incursión del auto de seguridad. Emiliano Spataro, el representante del Renault Sport Torino Team, debió abandonar por la rotura de un palier.
Ponce de León, desde la punta no corrió riesgos cuando la carrera volvió a su normal transcurso, ya que el juninense neutralizó los intentos de sobrepaso de Rossi para afianzarse en el liderazgo. Pero a partir de la séptima vuelta, la presión de Rossi comenzó a ser incansable, lo que acortó la diferencia existente hasta ese momento.
La tercera neutralización de la prueba llegó en el octavo giro: Federico Pérez, con la Dodge del Coiro Dole Racing, sufrió un toque de atrás por parte de Ponte y nunca pudo volver a la pista. No sólo el juninense quedó fuera de competencia; el nacido en Concordia, por orden del comisariato deportivo, fue excluido por la maniobra.
En la décima vuelta, el local Ardusso hizo un trompo que lo llevó al puesto 35. Más adelante, el piloto de Torino, terminaría abandonando por un inconveniente en la transmisión. Alan Ruggiero, que también fue protagonista a lo largo del fin de semana, se vio afectado por un problema en la caja, hecho que lo condujo irremediablemente a la deserción de la carrera.
Poco después, una maniobra que involucró a Castellano, Aguirre y Ledesma terminó con despistes y sanciones: el arrecifeño de Dodge arriesgó para pasar a Ledesma, pero el mal cálculo produjo un toque con Castellano y el despiste de este último. Ledesma salió ileso, y retuvo la tercera colocación, pero Aguirre, después, fue recargado y posicionado detrás del nacido en Lobería.
Mientras ese hecho sucedía en el último tramo del trazado- antes del último curvón-, Rossi comenzaba a gestar en la primera curva del circuito una maniobra que le permitiría nada más ni nada menos que ganar la carrera.
El piloto de Del Viso estrió el frenaje antes de llegar a la segunda curva y superó por dentro a Ponce de León para saltar al primer puesto.
La carrera, allí, tuvo un punto de inflexión: el auto de seguridad ingreso y el del Nova Racing debió relanzar (por primera vez) en la primera colocación. En apenas tres vueltas como líder, el Misil ya le había sacado más de dos segundos y medio de diferencia a Ponce de León.
El ingreso asiduo del auto de seguridad fue el factor principal por el cual la final finalizó por tiempo (se llevaron a cabo 25 vueltas de las 30 pactadas originalmente).
El predominio de Rossi a lo largo del fin de semana fue coronado de la mejor manera posible: ganó de manera inobjetable su carrera número 25 en el TC y trepó al décimo escalafón del certamen (que aún lidera Urcera). Además, con el triunfo, cumplió uno de los requisitos obligatorios para poder pelear por el título de la categoría.